El lunes 26 de mayo, a las 17:00, y tras volver a presenciar como el ya padrino del festival, Chtulhu, vuelve a la vida nos disponemos a ver The Station. Una muy interesante serie B alemana que, siguiendo un poco la idea de La cosa, nos lleva hasta una estación meteorológica en los Alpes donde, un extraño líquido que se desprende de un glaciar se está mezclando y alterando la vida salvaje. Empezamos bien. Durante el
descanso que hicimos en la segunda sesión tuvo lugar el evento de Juego de tronos en el que se pasó el séptimo episodio de la cuarta temporada con la presencia de la actriz Sibel Kekilli (Shae en la ficción). vamos a la inauguración. The Zero Theorem, la última película de Terry Gilliam (Doce monos) se podría resumir como una delirante, paranoica, y soporífera búsqueda del significado de la existencia humana. Por suerte, antes pudimos ver el divertido y ochentero homenaje que el corto Time after time hace a Regreso al futuro y el avance de Pos eso, una película de animación en stop-motion del director de Vicenta (nuestro próximo Una pizca de...).
Sibel Kekilli |
El segundo día hizo válida la afirmación de que entre el blanco y el negro está el gris. Tres películas que pasaron por las diferentes tonalidades, entendiéndose por tonalidad grado de satisfacción post visionado. Empezamos con Soulmate. La cinta dirigida por Axelle Carolyn (esposa de Neil Marshall), se situaría en el gris. Una película en la que la protagonista, tras un intento de suicidio por la perdida de su pareja, encuentra apoyo en el fantasma que habita el caserón al que se acaba de mudar. Alejándose de la parte fantástica la directora decide dar más protagonismo a la romántica convirtiéndola en un drama romántico. Por su parte, Beneath, a pesar de contar la historia de unos mineros atrapados en una cueva traería la luz. Tensa y claustrofóbica muestra la degradación de los personajes y su entrada en la locura. Y terminamos con Viy la, extremadamente larga y aburrida cinta rusa que con un montaje horrible se pierde en lo que quiere contar. Según nos aclaró después la organización, tenían planificado pasar la versión internacional, que duraba unos 30 minutos menos, pero no llegó a tiempo y pasaron la rusa.
El miércoles comenzó fuerte con la esperada The Sacrament; lo último de Ti West (The Innkeepers), apadrinado por Eli Roth (Hostel). Un found footage basado en hechos reales, que cuenta el declive de la de la comunidad Eden Parish. No deslumbró pero cumplió. La siguiente sería la simpática, pero poco graciosa, comedia de zombies April Apocalypse. Y terminaríamos el día a lo grande con la premiere de Al filo del mañana, lo nuevo de Tom Cruise. La cinta de acción y ciencia ficción con fuertes dosis de humor es una mete a Cruise en un bucle temporal en el que revive una y otra vez un día de guerra contra una raza alienígena invasora. Una mezcla entre Atrapado en el tiempo y Starship troopers muy entretenida y recomendable.
El día siguiente, el jueves, sería, a tenor de lo visto, el día que peor elegimos las películas. Mientras que en la sala uno se proyectaba Cruel & Unusual, la finalmente ganadora de la sección Dark Visions, nosotros estuvimos sufriendo en la sala 2 el castigo de Silent retreat. Película que parte de una idea interesante de fondo pero que, lejos de aprovecharla, la convierte en un suplicio para el espectador. Pero del lloro pasamos a las risas, ya que aquí apostamos sobre seguro y acudimos a ver La matanza de Texas.
No defraudo. Tras la entrega del premio Maestro del Fantástico a Tobe Hooper, pudimos disfrutar de esta versión remasterizada del clásico celebrando, con el director en la sala su 40 aniversario. ¡Brutal!
Aún con el subidón de la sierra mecánica, nos frotamos las manos ante lo que supondría el postre. Por delante nos quedaba la película que más expectación había generado de toda la programación, Lord of tears. Como en el primer pase del día; sacrificamos La cueva en la sala uno, que posteriormente sería la ganadora del premio Nocturna Paul Naschy (antiguo premio sección Oficial) por ser testigos de la mayor decepción del festival. Una película en exceso pretenciosa que peca de querer ser lo más indie entre lo indie. Un despropósito plagado de planos sin sentido y escenas a cámara lenta de los personajes bailando que eliminan de raíz el poco clímax y ritmo que pudiera tener. El ambiente gótico y el diseño y caracterización de Moloch (la entidad diabólica) es lo único digno de mención, y ni siquiera por eso merece la pena ver la película.
Llegamos al fin de semana. El viernes lo hicimos mejor. Aunque nos quedamos con ganas de ver el documental ¡Zarpazos! y Chimeres, que pasaban en la sala dos, nos decidimos por la programación integra de la sala uno. Wolf Creek 2, ganadora del premio Nocturna al mejor director, guión y a sus dos actores principales (exaequo), abrió la tarde. Nuestro asesino australiano deja un poco de lado la violencia y angustia de la primera entrega para dar paso a unas notas de humor negro y a un macabro "concurso" entre los protagonistas. Mientras duermes fue la siguiente proyección. Película elegida por su director, Jaume Balagueró, de entre toda su filmografia para recoger el premio Scifiworld Hall of Fame de manos de Marta Etura. Una elección equivocada desde nuestro punto de vista, ya que al ser tan nueva provocó que la sala estuviera prácticamente vacía para recibirle. Tras el efímero paso del catalán, llegó Victor Matellano (muy presente en el festival con ¡Zarpazos! y el corto La cañada de los ingleses) para presentarnos su opera prima; Wax. Interesante película ambientada en un museo de cera que va de menos a más con un ritmo lento al principio. Y así llegamos a la sesión golfa, llegamos a Pinup dolls on ice. Slasher solvente y entretenido, en el que Moe, su asesino, derrama una gran cantidad de sangre para conseguir el premio a mejor película de la sección Madness.
La penúltima jornada del festival nos dejó una perla. El sabado Jason Momoa, el Khal Drogo de Juego de tronos, protagonizó la primera cinta del día; Wolves, una película de hombres lobo que, aunque algunos digan que es el nuevo Crepúsculo, para mi no tiene nada que ver. Enfocada a un público juvenil, eso es innegable, esta es mucho menos moña y romanticona. Entretenida. Nos perdimos la entrega del premio Maestro del Fantástico a Dario Argento y la proyección de su película Profondo Rosso, por ir a ver la primera cinta "transmedia" Panzer Chocolate. Lo que es la película en sí, está bien, muy entretenida y con algún que otro toquecillo gore. Pero lo curioso es lo de "transmedia". Eso significa que si te descargabas una aplicación a tu movil, según iba avanzando la película podías ver datos relativos a la producción o a la trama que complementaban el visionado. Muy interesante. Y entonces llegó la perla. Si el año pasado el terror de The Conjuring puso la guinda, la acción y la violencia han sido las protagonistas de este. The Raid 2, no baja el nivel con respecto a su predecesora. La creación de Gareth Evans puso el broche de oro a esta segunda edición del festival haciendo las delicias del público, que abarrotaba la sala, y convirtiéndose en "trending topic" nacional. ¡Tremenda!
Y, lamentablemente, llegó el domingo. Este año no hubo maratón con las ganadoras pero aún así acudimos por la mañana al Palafox al pase de Delivery. Un found footage, con buen final y mucha paja, que simula un reality que sigue a una pareja durante los nueve meses que dura el embarazo de la mujer. Y por la tarde al hotel Conde Duque para, al igual que el año pasado, hacer una distendida entrevista (que ya publicaremos) y a intercambiar opiniones con Luis Rosales
Con una mezcla de tristeza y cansancio, pero contentos por haberle visto crecer un poco más, despedimos a Cthulhu que, como si del monstruo de una película de terror se tratara, vuelve a su estado latente otros doce meses sabiendo que dentro de un año volverá a escuchar el conjuro que le despierte. Ha sido una semana dura pero ha merecido la pena porque nos vamos a casa con la sensación de haber visto crecer a la criatura.
¡Nos vemos el año que viene!
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