Mientras cuidan de la hija de los Warren, una amiga de la canguro liberará al espíritu maligno atrapado dentro de Annabelle.
Y... qué tal?!
Con la idea de explotar el tremendo éxito que tuvo la primera película de los Warren, y el mal rollo que daba la muñeca en la introducción de la misma, Annabelle tuvo su propia aventura en solitario. Y de esa idea salió el Warrenverse, un universo de terror cuyo tronco es la propia historia de los Warren (Expediente Warren: The Conjuring y Expediente Warren: El caso Enfield) y donde el resto de películas encajan de alguna forma y lo hacen crecer y ramificarse. De esta manera tenemos dos ramas ya crecidas, la saga Annabelle y La monja (demonio de El caso Enfield) y una tercera a punto de salir; The Crooked man (también de El caso Endfield).
Una vez dicho esto y teniendo en cuenta el buen estado, sobre todo económico, de este universo compartido de terror, da la sensación de que, lo que la tercera entrega de Annabelle busca, es hacer crecer ese árbol. Llamadme mal pensado, pero deja la sensación de que es un mcguffin. Una excusa enorme para mostrarnos un catálogo de nuevos y terroríficos personajes de los que luego poder hacer su propia línea en solitario. Cómo título de terror tiene alguna escena escalofriante e ideas interesantes. Entretiene, pero poco más. Vale para que Gary Dauberman engorde su curriculum como guionista de terror (Annabelle, Annabelle Creation, La monja, IT, IT: Capítulo 2) y se estrene como director. Si habéis visto la saga, la pondría entre la primera y la segunda. 5,5/10
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