Despojado de su derecho de nacimiento, Arturo crece y aprende por las malas en los callejones de la ciudad. Pero una vez saca la espada de la piedra tendrá que hacer frente a su destino. Le guste o no.
Y... qué tal?!
Tras la vistosa, macarra y divertida visión de Sherlock Holmes, uno de los personajes británicos por antonomasia, Guy Ritchie hace lo propio con el Rey Arturo; otro de los personajes más conocidos de la literatura inglesa. Y una vez más le da al protagonista ese aire chulesco, pero honorable, y le dota de una verborrea acorde con sus dotes de lucha.
La película recupera los elementos más populares de la leyenda de Arturo, como la espada, la dama del lago y Merlín (que aparece de forma testimonial), pero ambienta la historia en un mundo mucho más mágico, místico y espectacular que el de cualquiera de las adaptaciones que habíamos visto hasta ahora. A priori todo encaja, pero en la práctica hay algo que falla. La película es entretenida en líneas generales pero no te llena. Tiene sus mejores momentos en las escenas verdaderamente “Ritchie”, cuando los personajes explican sus historias o sus planes con esa estructura de flashbacks rápidos que juegan con el espectador. Son geniales y están muy bien colocados, pero aun así la excesiva duración hace que se haga incluso algo aburrida a ratos.
Desde mi punto de vista hay dos peros. El primero es el excesivo poder de la espada. Da la sensación que cada vez que la usa no hay enemigo que pueda con él ni por tamaño ni por número. Esto hace que la lucha no sea equilibrada y pierda sentido. Y el segundo es el encasilladísimo Charlie Hunnam, al que da igual ver de hooligan, de motero, de conductor de Jagers o de Rey Arturo, siempre tienes la sensación de que hace el mismo papel, y llega un momento en el que ya no te lo crees. 6/10.
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