miércoles, 7 de noviembre de 2018

Mandy

Es capaz de todo por... Mandy:



De qué va?!
La tranquila vida de una pareja que vive aislada en las montañas, se verá destruida cuando una secta se encapriche de la mujer y el marido se vea envuelto en una espiral de drogas y violencia.

Y... qué tal?! 
Tenía toda la razón Sergio Molina cuando comentó, en la clausura del pasado Nocturna 2018, que Mandy no deja a nadie indiferente. Es una de esas cintas que divide al público y que no es para todos los públicos. A través de la saturadísima fotografía, la cámara lenta, el ritmo pausado y el uso de una colorida y constante iluminación, Panos Cosmatos (Beyond the black rainbow) nos lleva, en su segunda película, a un viaje lisérgico y sangriento.

Marcada de principio a fin por las drogas, la cinta tiene dos partes muy diferenciadas. Toda ella lo es, pero la primera parte es enimentemente visual. Con muy poco dialogo se nos van presentando, de forma superficial y a un ritmo muy lento los personajes. Es curioso que los que pueden parecer algo más interesantes y de los que más información tengamos sea de los secundarios, mientras que de los protagonistas no nos cuentan prácticamente nada. Dentro de lo interesante incluiría a esos cenobitas motorizados que tuvieron un mal viaje. De principio a fin es una cinta pretenciosa, pero además, en la segunda parte, en la que realmente se lleva a cabo la venganza, se vuelve autoconsciente, se gusta y le da al público, a su público, lo que espera ver: sangre, motosierras, decapitaciones y a Nicolas Cage.

Además de ser el principal reclamo, ver a un Nicolas Cage desatado y loco, es lo más destacable que la película nos va a ofrecer. Aunque yo destacaría más, aunque sea breve, su interpretación dramática (esa escena del lavabo). Para verle en todo su esplendor de locura, volved a ver Mamá y Papá. 5,5/10

Trailer:


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