Las tranquilas vacaciones playeras de una familia se convierten en caos cuando aparecen sus dobles malvados y les empiezan a acosar.
Y... qué tal?!
Meses después y con unas expectativas ya más moderadas, me he enfrentado a lo nuevo de Jordan Peele. La segunda película del director de la brutalísima Déjame salir ha sido un éxito de crítica y público y ha terminado de confirmar a Jordan Peele como uno de los directores a seguir del nuevo terror.
Como ya hizo en Déjame salir, además de lo inquietante que resulta la película en sí, el director no ha perdido ocasión para volver a introducir una fuerte crítica social. Y, mientras que en la anterior ponía el foco en el racismo, aquí apuntaría tanto hacia la lucha de clases, como a esa doble vida que podemos llevar. Esa careta que nos ponemos y quitamos dependiendo de la situación. Pero, aunque la cinta tiene esa doble lectura, Peele, que nuevamente ha escrito, producido y dirigido, no se despista de su objetivo y sigue con su película de terror. Inquietante de principio a fin, la cinta no te deja separar los ojos de la pantalla. Especialmente en las dos primeras partes en las que podría, fácilmente, ser equiparable a una película zombie al estilo de The crazies. Cuando ya llega al desenlace es cuando, desde mi punto de vista, la historia baja. Hay una parte del final bastante predecible y, a diferencia de Déjame salir en la que todo estaba atado y bien atado, va por unos derroteros que, a pesar ser valientes, generan más confusión y preguntas de las que responden. Esto no te arruina la experiencia pero sí que hace que no sea completa. La culpa de esta sensación de magnetismo, además de por la atmosfera que crea, los decorados y (en gran medida) la música, la tienen las grandes actuaciones que nos brinda todo el reparto. Destacaría a Lupita N’yongo (Black Panther) y los niños, pero en general todos están perfectos. En resumen, aunque es bastante recomendable, si eres de los que le gusta buscarle tres pies al gato, probablemente te deje insatisfecho. 7/10.
Trailer:
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