Los Kaiju han vuelto... Pacific Rim: Insurrección:
Jake, hijo biológico de Mariscal Pentecost fallecido en la primera batalla, se une a su hermanastra Mako Mori para entrenar a una nueva generación de pilotos de Jaeger para hacer frente a una nueva amenaza Kaiju.
Y... qué tal?!
La secuela de Pacific Rim no era una de las película que más me llamaban la atención de este 2018, a pesar de haber disfrutado la primera como un enano. Que del Toro no estuviera involucrado (aparece como productor pero no aporta mucho) me hacía perder interés. Pero sí que tenía claro que la iba a ver antes o después.
El escepticismo con el que entré a verla fue el mismo con el que salí. Una sensación de desconcierto que me hace debatirme entre... 'si me ha gustado, pero no me ha convencido'... y... 'no vale mucho, pero me lo he pasado bien'. La película, con un comienzo flojo, que hace prever lo peor y que recuerda claramente a Transformers, va de menos a más y muchas veces hace de la autoparodia su mejor arma. Le da un poco más de fondo a Jake, el personaje interpretado por John Boyega (Detroit), y al de Amara, la huérfana; al resto los presenta y poco más. Lo deja de lado para meterse de lleno en la acción. Y aquí llega el desconcierto: la película tiene acción, pero podría tener más. Tiene Kaijus, pero debería haber más. Tiene batallas, pero no las suficientes. Y sin embargo, pasados esos 15 minutos iniciales, no te da un respiro. Se te pasa como un suspiro, entretiene y cumple su cometido. La premisa en la que se basa toda la cinta es bastante tonta y cogida por pinzas, pero aún así se permite el lujo de hacer un giro de guión y busca sorprender al espectador...
En definitiva pasas un buen rato, pero te quedas con la sensación de que podía haber sido mucho mejor y con las ganas de ver más bichos. Lo bueno es que, a pesar de recordar a Transformers, e incluso a Power Rangers en alguna escena, se desmarca de todo eso y encuentra su sitio. No tiene la magia que seguro le habría dado del Toro, ni expande el universo que creó el mexicano. Pero Steven S. DeKnight (serie Daredevil), con los toques de humor y unas batallas muy bien rodadas que dejan ver toda la acción, ha conseguido transformar los muy malos presagios que había sobre la cinta. 6/10.
Trailer:El escepticismo con el que entré a verla fue el mismo con el que salí. Una sensación de desconcierto que me hace debatirme entre... 'si me ha gustado, pero no me ha convencido'... y... 'no vale mucho, pero me lo he pasado bien'. La película, con un comienzo flojo, que hace prever lo peor y que recuerda claramente a Transformers, va de menos a más y muchas veces hace de la autoparodia su mejor arma. Le da un poco más de fondo a Jake, el personaje interpretado por John Boyega (Detroit), y al de Amara, la huérfana; al resto los presenta y poco más. Lo deja de lado para meterse de lleno en la acción. Y aquí llega el desconcierto: la película tiene acción, pero podría tener más. Tiene Kaijus, pero debería haber más. Tiene batallas, pero no las suficientes. Y sin embargo, pasados esos 15 minutos iniciales, no te da un respiro. Se te pasa como un suspiro, entretiene y cumple su cometido. La premisa en la que se basa toda la cinta es bastante tonta y cogida por pinzas, pero aún así se permite el lujo de hacer un giro de guión y busca sorprender al espectador...
En definitiva pasas un buen rato, pero te quedas con la sensación de que podía haber sido mucho mejor y con las ganas de ver más bichos. Lo bueno es que, a pesar de recordar a Transformers, e incluso a Power Rangers en alguna escena, se desmarca de todo eso y encuentra su sitio. No tiene la magia que seguro le habría dado del Toro, ni expande el universo que creó el mexicano. Pero Steven S. DeKnight (serie Daredevil), con los toques de humor y unas batallas muy bien rodadas que dejan ver toda la acción, ha conseguido transformar los muy malos presagios que había sobre la cinta. 6/10.
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