A aullar a la luna y a gritar la rima de Canino, este año se han unido los silbiditos. Y es que, como cada año, La Muestra ha sido una fiesta y otra película (que luego os contaremos) ha dejado huella.
En la inauguración en el Palacio de la Prensa, la nueva sede, estuvimos en la sala 2. Empezamos regular. Sin poder ver a Leticia en directo y sin los Mandanguers (término que acuñó la propia Leticia en la clausura, y con el que se refiere a todos aquellos de nosotros que nos venimos arriba y gritamos en las proyecciones) fue un poco triste. Ya para el resto de las proyecciones, conseguimos meternos en la sala 1, la buena, la grande, la de la mandanga y todo volvió a su ser. Respiramos y volvimos a sentirnos como en casa.
Una cena entre amigos. Gente a la que no ves desde hace tiempo. Buena comida y un vino de primera... Podría haber ocurrido con algunas personas con las que nos cruzamos en La Muestra, pero no, es el argumento de
The Invitation la película que inauguró la 13ª edición. Ser la ganadora de
Sitges 2015 (esto tampoco asegura nada, mirad
Holly Motors), siempre le da un un puntito extra y hace que te apetezca verla. Y esta vez, mereció la pena. Un thriller tenso y a ratos desconcertante, con un gran final. Sin duda os recomendamos que, si podéis, la veáis.
Tras un buen comienzo llega
el viernes. El psiquiátrico noruego de
Villmak Asylum nos abre sus puertas. Una floja cinta de terror que dejará para el recuerdo el silbidito previo con el que el asesino amenazaba a sus víctimas. Seguimos con
Nina forever. Intenso drama con altas dosis de sensualidad (innecesarias en algunos puntos) que retrata de una manera directa y dura, lo que puede suponer la pérdida de un ser querido. Y lo difícil que puede llegar a ser sacarlo de tu cabeza y de tu cama. Con algunos toques de humor negro, merece la pena ser vista. El nivel va en aumento y lo que venía a continuación, prometía darnos buenos ratos. Mandanga de la buena.
Green Inferno fue la siguiente y cumplió. Vamos si cumplió. Eli Roth (
Cabin fever) nos lleva al amazonas y no deja títere con cabeza. Sin ponerse colorado se mete con capitalistas, ecologistas, gobiernos y todo lo que se le ponga por delante. El perfecto equilibrio entre comedia y casquería nos hace pasar un rato divertidísimo. Película festivalera a más no poder que se disfruta solo, pero mucho más acompañado. Salimos muy arriba y listos para ver el que para nosotros sería el último plato del día:
Vulcania. Le teníamos ganas a la representante patria de esta edición del Syfy y lamentablemente nos dejó con ellas. Una cinta que recuerda ligeramente a
El bosque de Shyamalan, pero mucho más aburrida, y que cuando acaba te deja con la sensación de no haberte contado nada.
El sábado no conseguimos llegar a la primera sesión y nos perdemos la coreana
The piper. Una pena porque tras comentarlo con algunos asistentes todos la recomiendan, a pesar de ser bastante dura. Pero si que entramos en
Listening. Pura ciencia ficción y de la buena, con dramas personales de por medio. Los protagonistas consiguen inventar una máquina que lee los pensamientos. Con varios giros a lo largo de la película te mantiene enganchado y no te deja pestañear. Muy bien. Y después; el desparrame.
The mind's eyes consigue lo que pretende. Con sus, muchas veces, escenas absurdas y cabezas explotando le da al público lo que quiere: risas, chascarrillos y sangre. Peor que
Almost human, película también del mismo director que vimos en
Syfy 2014, pero muy disfrutable en el magnífico ambiente de la muestra. La genial y recién estrenada en cine en nuestro país,
Bone tomahawk cerrará el día. Estupendo western con grandes momentos de humor y personajes y actuaciones memorables. En donde el sheriff interpretado por Kurt Rusell (
La cosa) y su ayudante al que da vida Richard Jenkins (
Jack Reacher), brillan por encima de todo lo demás. Estupendo. Dejamos a los zombies de la sesión golfa y nos vamos a descansar con una sonrisa en la boca. Muy bien.
La cinta polaca
Demon abrió
el domingo. Ni los geniales momentos cómicos que de vez en cuando sacudían nuestro letargo, pudieron evitar que nos aburriéramos y diéramos alguna cabezada en algún momento. Lenta y con un final que no queda demasiado claro. Flojo comienzo del último día.
Jeruzalem es la siguiente parada. Con un comienzo prometedor, y encandilados por la idea de que está grabada con unas google glass, entramos de lleno en la película. Pero, poco a poco, va haciendo que pierdas el interés hasta llegar a un agónico y flojo climax que parece no terminar nunca. Ni siquiera las referencias a la gran
Rec hacen que recuperemos el interés. Otro de los platos a los que teníamos ganas de hincarle el diente era
Absolutely everything. Escrita y dirigida por Terry Jones, el ex-miembro de los Monty Python y protagonizada por el gran Simon Pegg (
Zombies party). La película no te deja ni un minuto, estas la escasa hora y media que dura sin parar de reir. A esto hay que sumarle el genial doblaje de Robin Williams, en la versión original, del perro Dennis. Tremenda. Y para terminar;
High-rise. La adaptación de la novela homónima del escritor J. G. Ballard, pretendía ser el broche de oro. Pero en lugar de eso se convirtió en un suplicio. Un reparto de lujo, encabezado por Tom Hiddleston (
La cumbre escarlata), al que no compensa ver si para ello tienes que pasar por un metraje interminable y sin sentido.
En líneas generales, salimos bastante contentos. Una edición que ha pisado el acelerador y ha subido el nivel de las cintas. El cambio de cine no ha afectado tanto como podía preverse. Al revés, finalmente ha sido un acierto, ya que al disponer de tres salas, en las películas más importantes siempre se podía optar por ir a una sala "mandanga free" donde poder verlas sin tener que escuchar a nadie gritando. Bien por la organización y, aunque este año nos hayan dejado sin cortos, por el equipo de programación.
Y, como siempre, para terminar os dejamos nuestro top 3:
1º Bone Tomahawk
2º The Invitation
3º Absolutely everything / Green inferno